Mi vaca viajera

Es esta época del año en la que uno está aburrido. Harto de las obligaciones, cansado del invierno, mirando en el almanaque cuando será el próximo fin de semana largo…

Los días pasan un poco como fotocopiados y siento que tengo que buscar inspiración en alguna parte, algo que me aporte una gotita de ánimo como para seguir hasta Octubre. Octubre donde habrá sol, un poco mas de calorcito, un viaje con amigos en la playa.

Tuve que elegir un personaje para modelar en mi clase de Animación 3D. Y pensé un poco en todo esto a la hora de elegirlo, imaginé por qué no divertirme en vez de andar a las puteadas porque tengo que entregar otro proyecto más, y de que me sirve todo esto si ya decidí que no me voy a dedicar a la animación en la vida, porque no tengo paciencia para tarea tan minuciosa.

Entonces nació mi vaca viajera.

Mi vaca sueña con un paisaje, arma su mini maleta y se va. Un día elige playa, otro día prefiere el campo y así se van pasando las semanas… imaginando lugares nuevos… hasta que llega la primavera.

Y por qué una vaca? Siempre les tuve simpatía. Recuerdo cuando era chica y viajábamos a Las Flores. Había vacas por el camino y me gustaba mirarlas.

En Argentina y en distintos recorridos por la Pampa, la Patagonia me he detenido a observar las vacas.

Estuvieron y están presentes en mi historia. Cualquiera recordará en el colegio la famosa composición tema “la vaca”.

En mi adolescencia adoré el disco de Pink Floyd “Atom Heart Mother” (1970) que creo es uno de los más emotivos para mi, porque ese disco fue inspiración para escribir mis primeros relatos.
En castellano la traducción fue “Corazón de Madre Atómica” y la tapa era una vaca.

Pero sin entrar en demasiada profundidad, solo quise divertirme un poco, y tratar de acortar el hastío de este Agosto interminable… hasta que mis días vuelvan a encontrar su rumbo.

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